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EVOLUCIÓN 

Siempre hemos escuchado el típico razonamiento “si los hombres vienen de los monos, ¿por qué los monos no han evolucionado como los hombres?. La respuesta es muy sencilla, los seres humanos no hemos evolucionado a partir de ninguna especie de “mono”.

Nuestro padre fue el homo antecessor, nuestro abuelo el homo ergaster, precedido por el homo habilis y, si nos remontamos lo suficiente en el tiempo, terminamos descubriendo que tenemos un antepasado que compartía características tanto humanas como de “mono” y que, según las estimaciones de los biólogos, tendría que haber vivido en África de hace 5 a 11 millones de años.

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Este antepasado común es el famoso eslabón perdido, que ya está más o menos encontrado. El Nakalipithecus Nakayamai, descubierto por un grupo de arqueólogos japoneses en Kenia, con una antigüedad estimada de 10 millones de años. Tanto el lugar como la fecha coinciden con las estimaciones, así que hay razones sólidas para afirmar que este es el antepasado común entre el resto de simios y los humanos.

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Este posible antepasado común no era ni un mono ni un homínido, pero su población empezó a evolucionar en dos ramas diferentes, una que terminaría convirtiéndose en los actuales chimpancés, bonobos y gorilas, y otra totalmente distinta que terminó dando lugar a los humanos.

Del tronco común de los primates, surgieron dos ramas de monos:

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  1. Los simios: chimpancé, gorila y orangután

  2. Los homínidos o protohumanos, dando origen del hombre actual

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